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El Viaje del Rasputín (segunda parte?

El Viaje del Rasputín (segunda parte?

 El viaje del Rasputín  (Parte Segunda) 

La salida de Vélez Málaga se realizó mediante el consenso de pasar el temido estrecho con luz diurna para evitar más problemas de los necesarios, por lo que después de un día de navegación cómoda y tranquila, a las 7 de la tarde nos encontrábamos sacando fotos a la Mezquita de Gibraltar al través de Punta Europa. El atlántico nos recibía con su cara más amable, con ausencia de viento mar en calma y poco tráfico, solamente un par de ferrys en tránsito a Marruecos mantuvieron un rato nuestra atención, después de esto, tranquilidad total y luz hasta rebasar Tarifa con lo que nos permitió disfrutar del paisaje y ver como comenzaban a encenderse las luces de Tánger a la vez que repasábamos mentalmente los cabos y problemas del examen del lejano PY. Trafalgar lo marcamos cenando, en una noche estrellada en la que decidimos que la haríamos justos de guardia dormitando por momentos aislados en el salón para ayudar en caso de necesidad al que se encontrase en ese momento en cubierta. El gobierno estaba encomendado al piloto automático que fue una inestimable ayuda en todo el trayecto, y por tanto nuestra única ocupación consistía  en la vigilancia de los posibles abordajes, el trimado de las velas y el control de la ruta. Una goza en suma. A las 5 de la madrugada y después de una noche de luna llena preciosa y de un mar en calma, hicimos nuestra entrada en el puerto de Rota en donde amarramos al lado del surtidor de Gasoil a la espera de repostar, hacer unas pequeñas compras y salir con destino a Lagos. Dada la hora decidimos que lo mejor sería aprovechar y dormir hasta la llegada del personal, el cual a las 8.30 de la mañana con una gentileza de la que solamente se puede esperar en estas tierras, nos despertaron con la consabida pregunta de si queríamos repostar. Lleno el tanque y dos bidones adicionales con 40 litros, pasamos el Rasputín a la punta del pantalán en donde nos habían indicado que podríamos dejarlo sin problemas mientras realizábamos las compras. Rota como todo el litoral, no tiene nada que ver con el tiempo en que en el 70 me tocó pasarme allí unos meses como parte de la dotación del Dédalo. El sol y la amabilidad de sus gentes continuaban siendo los mismos, pero por más que lo intenté no conseguí recordar ni una de sus calles y ni uno solo de los locales en donde pasábamos las tardes de permiso, se ve que la edad ya comienza a hacer sus efectos….. Aprovechamos de comer tranquilamente amarrados y una vez recogidos todos los elementos a son de mar, con la tranquilidad de la tarde salimos a rumbo directo a Punta da Piedade en Lagos a donde llegamos a la madrugada siguiente después de una noches tranquila de suave navegar, solamente roto el encanto por la continua vigilia al acercarnos a las costas portuguesas y comprobar el alarde de iluminación de sus aparejos que más que aparejos parecía el ferial de la verbena de la paloma. Qué decir de Lagos. Para quien como yo ve  Portugal como un potencial que se comerá Galicia en cuatro días, no hizo más que reafirmar mi tesis. Gente amable, tiempo inmejorable, marina limpia, ordenada, con personal eficiente, atento, diligente y además con precios contenidos, 21, 78 € el amarre de una noche. Solamente el problema de la salida, que al tener el puente peatonal, el horario de apertura del mismo es desde las 9 de la mañana a las 7 de la tarde, hora portuguesa, con lo que tuvimos que retrasar nuestra salida a las 10 de la mañana de nuestro horario, pero hasta en eso hemos tenido suerte, parece como si en este viaje estuviese todo dispuesto para que fuese una completa satisfacción y que hasta los pequeños contratiempos estuviesen enfocados a subsanar nuestras imprevisiones. Dispusimos el día para descansar, hacer limpieza, pasear, empaparnos de saudade, disfrutar de la  gastronomía portuguesa y después de una noche de sueño reparador, a las 10 de la mañana salíamos de Lagos con destino a Peniche, para lo que también nos saltaríamos la escala prevista en Sines. Superada a Punta da Piedade y tomado rumbo a Punta de Sagres, el atlántico nos recibía con un aparente de 15 nudos del NO que nos permitió realizar a vela esta distancia a una velocidad de entre 7 y 8.5 nudos con una ligera y contenida  escora sobre la banda de babor que nos permitió conocer el buen andar que tiene este barco. El cabo San Vicente, imponente y majestuoso empezó enseñándonos un poco los dientes, el viento subió un poco y la remontada la comenzamos con viento por la amura, mar formado y alguna que otra barrida de cubierta que nos hizo pensar que la costa portuguesa no iba a ser cosa de tomársela a broma, pero no fue así, solo nos quiso recordar que el mar tiene sus encantos, pero también sus momentos amargos y hay que saber convivir con todos ellos. Con el genova recogido y la mayor a tope de palo tuvimos que reducir vueltas al motor y dejar la marcha en unos 4 nudos para hacer más confortable el viaje ya que a más velocidad, más que en velero parecía que viajásemos en submarino. A medida que la tarde fue perdiendo fuerza, la costa se fue alejando de la vista y el sol se ocultaba por el horizonte, el viento fue bajando de intensidad y el mar se fue calmando con lo que pronto volvimos a nuestra marcha de crucero de 6.5 nudos y después de una cena tranquila dispusimos nuestro ánimo para pasar una noche de vigilia disfrutando de un cielo completamente despejado que nos permitió contemplar una noche estrellada y un amanecer frente al iluminado puente del estuario del tajo. Continuábamos navegando a rumbo directo a cabo Raso desde que habíamos rebasado Cabo San Vicente y nuestro próximo destino sería Cabo da Roca, el cual una vez superado nos permitió arrumbar, ya directamente a Peniche dando el correspondiente resguardo a esta costa. En la madrugada hacíamos la entrada en Peniche y nueva sorpresa. Cuando estábamos dudando en donde atracar, ya que no se vislumbraban los surtidores del Gas Oil por ningún lado, de una lancha de vigilancia salta el “Romerales portugues” y nos da toda cuanta información podemos entender además de solicitarnos los cabos y ayudarnos a amarrar, igualito que aquí… ¿verdad?. Una vez amarrados nos indica que hay que esperar a que suba un poco la marea  ya que los surtidores estaban en una zona en la que quizás no tendríamos el suficiente calado y nos recomendaba que aprovechásemos para realizar el papeleo de entrada, para darnos una ducha caliente y después ya repostaríamos con tranquilidad. Un 10 para el Romerales vecino. Peniche con 13.02 € de atraque no es tampoco uno de los puertos caros en este particular muestreo de la náutica  peninsular, además de ser un puerto tranquilo en el que compartimos pantalán con algún que otro compatriota y los consabidos transmundistas del norte de Europa que tantas envidias me despiertan. Fue este un día muy tranquilo que dio para pasear, realizar alguna que otra compra y más de una confidencia al atardecer sentados en la bañera notando que ya el final del viaje estaba cerca. Nuestro siguiente destino sería Viana do Castelo. De nuevo nos saltábamos una de las escalas previstas, esta vez sería Aveiro, pero el temor a que tanta suerte no nos acompañase durante tantos días, hacía que nuestro interés estuviese  en llegar cuanto antes a aguas gallegas, de este modo si las cosas se complicaban siempre sería más fácil dejar el barco en cualquier marina de las Rías Bajas, incorporarnos a nuestras obligaciones y en un fin de semana terminar el traslado. Está claro que no contábamos con que la conjunción de los astros estaba de nuestra parte y una vez doblado cabo Carboeiro y dejado las islas Berlingas por nuestro babor arrumbamos a Viana do Castelo con un viento del SO y una corriente a favor que nos empujaba a una marcha constante de entre 7.5 y 8.5 nudos en toda la singladura. La llegada en plena oscuridad nos pilló desprevenidos, la idea de realizar la entrada a plena luz del día y el sol alto nos la había trastocado la marcha que habíamos mantenido  durante toda la navegación, por lo que nos encontramos en la entrada de Viana en medio de una fiesta de luces rojas y verdes sin saber muy bien que camino tomar. Impuesta la cordura nuestra siguiente preocupación vino al ir acercándonos al puente que cruza el estuario sin encontrar la entrada a la marina y con el temor de habernos pasado de largo. De pronto y tapadas las luces de la entrada por un edificio modernista sobre un parque público, apareció la bocana de  entrada no muy ancha pero cómoda y al lado mismo de la entrada teníamos ya el surtidor de gas oil. Aprovechamos de repostar para  después amarramos en el pantalán que nos asignaron frente la gasolinera y decidimos descansar un rato antes de hacer las formalidades de entrada dada la hora que era. Mas tarde vendría la ducha, y el papeleo, en donde por cierto y dada la proximidad de las tierras gallegas el importe del amarre, 18.36€ ya se estaba empezando a igualar, de momento aún disfrutamos de la amabilidad del personal de la marina. La llegada de la familia de mi amigo, que ese mismo día me dejaba (dicho en el buen sentido de la palabra, que no es cosa que en este antro de piratas tengamos malos entendidos) puso el colorido de día de excursión al compartir mesa y mantel en la comida y cena de ese día que al ser sábado de pascua y estar en tierras portuguesas nos devolvió un poco el espíritu de la semana santa tan arraigada en nuestros vecinos en lo místico y tan viajera y festiva en nosotros, desde cierto tiempo acá. Por ese motivo nos quedamos sin escuchar los fados y  la fiesta que suelen hacer en el Restaurante Los Tres Potes a la hora de cenar. Al día siguiente y ya de nuevo en solitario, la travesía de Viana do Castelo hasta Portonovo fue una delicia, sol, nubes altas y mar tendida del noroeste que daba un buen navegar. A la altura de las islas Cies decido meterme por el interior de la ria de Vigo para que las islas me tapasen un poco el maretón que se había ido formado y que empezaba a ser un poco incómodo, de este modo al abrigo de Cies y de Ons, pasado cabo Home me encontraba ya navegando por zona conocida para amarrar en Portonovo a media tarde, en donde pagamos 23.20 € y donde el único pero que podemos poner es que la resaca que entra y rebota en playa hace algo incómoda la estancia. La llegada de mis hijos a primeras horas de la noche me encontró en plena faena de orden y limpieza. Quería que se encontrasen el barco inmaculado, mi hija se quedaría esa noche con nosotros y mi hijo me acompañaría ya en las que serían las dos  últimas singladuras de este viaje al decidir que haríamos una parada en Camariñas para ver a nuestro querido Temais, cenar con unos amigos y su nuevo propietario y la siguiente ya seria Ribadeo. La navegación Portonovo-Camariñas fue perfecta hasta donde puede serlo, es decir, hasta el cabo Finisterre, desde allí como siempre, o mejor dicho como casi siempre, nos tuvimos que amarrar los machos….. y luchar contra un mar y viento del norte que quería que llegásemos a Camariñas mojados de pies a cabeza. Superado el cabo de la Nave a duras penas, nos dejamos caer pegados a la costa conocida hasta el resguardo, que por otras ocasiones esperaba encontrar en la Playa de Nemiña y a la espera de remontar el cabo Touriñana pegados a tierra. Ya superado Touriñana el viento nos empezó a entrar por la amura de babor y las condiciones de navegación mejoraron bastante hasta el cabo de la Buitra en donde ya al  resguardo que produce el Cabo Villano nos dejó arrumbar a Camariñas sin ningún problema digno de mención. Camariñas como siempre, al menos para mí, es un magnifico puerto de refugio al que por una razón u otra llego después de una apurada navegación y quizás por eso o por la amabilidad de sus gentes me siento como en casa. Esta vez me encontré con algunos cambios y un ambiente algo enrarecido por algún problemilla con las elecciones de su club (¿que pasará últimamente con los club náuticos que las directivas que se están formando acaban de mala manera por los juzgados?. ¿Será cosa como la de la política que en principio nos quieren arreglar nuestras vidas y al final lo hacen para arreglar las suyas?. No sé, no sé, pero no me gusta lo que está pasando) Lo dicho, que la amable Mari Carmen ya no lleva la cafetería y la marinería conocida tampoco estaba, pero aún así, disfruté de un día de completo descanso, cené entre amigos, me reencontré con mi anterior barco y no pude dejar de pensar en quien me decía que tenia cierto valor al hacer este viaje. Valor, lo que se dice valor había que tenerlo para navegar con el Temais por toda la costa asturiana y gallega durante tantos años sin ningún problema. Nunca me había dado cuenta, hasta ahora al poder comparar, lo pequeño y noble que es. ¡Ah…! Que me olvidaba, el importe del atraque 9.00€, muy barato para estar en Galicia, pero que no se enteren que son capaces de subirlo. Y ya el final. Para los que habéis tenido la paciencia de leer hasta aquí tengo que daros las gracias y envidiaros…. Si habéis sido capaces de leer esto podéis hacer cualquier cosa que os propongáis, menudo peñazo que os habéis tragado…. La salida de Camariñas a las 12 de la mañana estuvo soleada, mar en calma y viento moderado del nordeste. La subida hasta las islas Sisargas fue tranquila y sin problemas por lo que aproveché para ir indicando a mi hijo la zona de costa que estábamos recorriendo. Hasta Sisargas como he dicho, ya que desde allí la cosa se empezó a complicar y la navegación hasta cabo Prior y el seno de La Coruña estuvo bastante movida. Desde Prior decidimos ir rascando las piedras y procurarnos un poco de abrigo al amparo de Punta Frouxeira y más tarde Punta Candelaria, con el temor de que la cosa se complicase más al acercarnos  a cabo Ortegal. No me habría hecho mucha gracia el entrar en Cedeira de noche teniendo tan cerca los bajos de Punta Chirlateira. Por suerte a medida que nos fuimos acercando a Candelaria el viento y el mar se iban quedando permitiendo que la remontada de cabo Ortegal y Estaca fuese de lo mas apacible. Desde el Cabo Estaca de Bares ya trazamos un rumbo directo a los Farallones de San Ciprian, con su resguardo correspondiente, disfrutamos de la iluminación de la factoría de Alcoa que ilumina con sus luces parte de esta costa y arrumbamos desde allí directamente a Ribadeo en el que hicimos nuestra entrada, dando por finalizado nuestro viaje, a las 6 de la madrugada. 

Coste del viaje:

Amarres……………………    136.10 €

Gas Oil…………………….     532.67€

Víveres ……………………     118.58€                                               

 Total...................................     787.35€ 

Se que entenderéis que no se haga detalle del resto de gastos por razones obvias… Buenas noches y muchas gracias por vuestra paciencia queridos colegas y perdonar si es que sois capaces, el haberos robados tanto tiempo.

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